En esta ocasión queríamos hacer otra cumbre más de la Sierra Sur de Jaén para la
colección; el Cerro de la Cruz
con sus 1.722 m .
es otra de las zonas altas de esta maravillosa y desconocida Sierra.
La subida cómoda por pista hasta la Nava del Tejuelo, lugar donde
hay un pilar con abundante agua y que normalmente maravilla sus prados verdes,
cosa que este año no es predominante, ya que tras la últimas nevadas y las
grandes heladas en la zona, todo el pasto ha quedado quemado, dejando un color
al lugar veraniego.
Pasado el Tejuelo las sendas de ganado, la orientación a
veces y otras el sentido común, nos irán ascendiendo hasta lo más alto de esta
montaña.
Una vez arriba, podemos divisar los restos de la cruz, que
curiosamente no está en la cima, así que decidimos bajar hasta ella.
Tras las fotos de rigor, volvimos hasta la cima y desde allí
cresteamos hasta llegar a un collado donde las ovejas pastaban apaciblemente.
Tomamos toda la arista del lapiaz que rodea la Nava , dando vistas a Las
lomas, hasta llegar al barranco de Los Habares, por donde cogeremos el
difuminado camino que nos dejará de nuevo en la pista de Navalayegua, donde
comenzamos esta ruta.
Unas imágenes hermosas Miguel, mirandolas, hasta que sientes que respiras el aire limpio de la sierra. Me ha llamado la atención esa expresión tuya de que el paisaje no verdea por las nieves y las heladas y tiene color de verano... enlazandolo con las continuas imágenes y noticias que nos da la prensa sobre la sequía de este año, con los pantanos a medio gas y ésto, literalmente solo en algunos casos, que en otros, están a bastante menos del 50% de su capacidad; yo, el finde pasado estuve en la sierra de Montellano y Coripe, el monte estaba precioso, quizá porque esa zona está próxima a Grazalema y por consiguiente, con una pluviometria superior a la media de la Comunidad... la verdad es que estaba precioso, el día limpio, el cielo azul intenso, y en el centro de visitantes de la peña de zaframagón, vimos una rolliza colonia de buitres leonados con un sistema de cámaras y teleobjetivos que parecian que estuvieran tan próximos como que los pudieras tocar; a la vuelta, me torcí el pie (que aún me molesta), pero valió la pena un día tan vacio de coches y de ruidos, y tan lleno de silencios y de acebuches, quejigos, alcornoques y cielo... yo sé que me entiendes divinamente.
ResponderEliminarMil besitos gordotes.
Que portento de imagenes, Miguel. Esas son las montañas que me gustan, el terreno que me encanta hacer senderismo. Espectacular todo. Vaya dicha de paisajes.
ResponderEliminarUn abrazo,
Luis.
Hola Miguel, pequeños neveros se aprecian todavía por la sierra.
ResponderEliminarDesde luego es un buen terreno para hacer senderismo cómodamente, con esas lomas que invitan a caminar.
Un abrazo