Aquella mañana de verano, sin planes de ruta, de mucho calor pero con ganas de ver algo nuevo, de descubrir senderos con el propósito de recorrerlos cuando el tiempo refrescara, con mejores circunstancias e intenciones…
El coche y la conversación, nos ensimismaron en un rumbo perdido y sin darnos casi cuenta, estábamos como en muchas ocasiones bajo el barranco del Porqueira. La pregunta tuvo fácil respuesta.
La Alpujarra y concretamente los pueblos del Porqueira, tienen para mí una atracción casi adictiva. Su situación bajo las altas cumbres, su tradicional arquitectura envuelta en chimeneas y blancura, sus artesanías ancestrales, su buena cocina y mejor vino…
De un tirón, subimos hasta el pueblo más alto de este precioso Barranco; Capileira, hermana mayor o más alta de las otras dos, Pampaneira y Bubión, pero con un corte muy parecido, aunque cada una tiene su encanto particular.
Era tarde para hacer una ruta no pensada y temprano para hacer un “esfuerzo” gastronómico, así que decidimos seguir con el coche, por la antigua carretera de la Sierra, bajándonos en los miradores para contemplar un paisaje que dejábamos a nuestros pies y otro que nos bordeaba nuestras cabezas.
Una barrera en la Hoya del Portillo, nos impide el paso de vehículos a motor, así que tras una visita al área recreativa y el descubrir algún sendero que otro, decidimos dar una paseo que desde los 2.150 m de altitud de la Hoya del Portillo, hasta los 2.350 m de Puerto Molina, no estaba mal y con una temperatura muy agradable.
Tras atravesar un pinal, las grandes cimas nos acechan con todavía resto de su blanco invernal. El sendero nos conducirá hasta la misma pista que dejamos allá en la barrera y un mirador con unos paneles informativos muy detallados nos informarán a la vez que participamos de esa información, con unas vistas de la Sierra formidables.
Una vez bajamos al coche, Capileira supo ser una anfitriona perfecta, agradable y bella.
“Huyo de ti, porque eres poderosa,
sierra, de helar al sol cuando te ofende
y no de hacer la llama que me enciende
o más voraz, o menos rigurosa.”
sierra, de helar al sol cuando te ofende
y no de hacer la llama que me enciende
o más voraz, o menos rigurosa.”
(Pedro Soto de Rojas)
Cuando amamos las montañas cualquier paseo por ellas asoma la belleza por todas las partes. Así se muestra en vuestra ruta, por la emblematica Alpujarra.
ResponderEliminarUn abrazo,
Luis.
ESAS FLORES Y ESE CAMINO INSPIRAN UN CUENTO
ResponderEliminarPRECIOSAS FOTOS
SALUDOS
Hola Miguel y que bien sienta de vez en cuando hacer uan excursión en coche parando en los miradores y dar un pequeño paseo, para ver las montañas desde otra perspectiva.
ResponderEliminarBonitos pueblos.
Un abrazo