Hay parajes cuya belleza desprenden por si solos un atisbo exótico, casi salvaje, pero el adentrarnos en ellos, demuestran que tras estas conjeturas físicas, realmente nos encontramos en un lugar indómito, donde observamos animales y plantas a la bella deriva del libre albedrío coexistiendo paraje y naturaleza en un bello cuadro.
El agua siempre fría y
cristalina, despierta en nuestra piel nuevas sensaciones contradictorias; las
de querer atravesar rápido por el atroz dolor que irrumpe en los músculos como
miles de alfileres clavados sin piedad, y las de no querer que termine el poder
observar un lugar tan fascinante, menuda paradoja.
Los Poyos de
Verde
Soy un hombre verde
que sueño en verde
con tu verde calma,
calma verde
mis horizontes verdes
calma dibujando
verdes montañas.
Verdes penas
de lágrimas verdes
como agua
en los valles verdes
de mi morada.
Verde, así es mi casa
como mi sangre verde
que mis hojas refrescas
y mi tronco acorazas.
Vivo en tu esperanza
verde y moriré verde
sintiendo el verde,
de esta tierra que sangra.
Miguel Ángel Cañada
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