Cada vez que me sumerjo en lo más profundo de la Sierra de Segura, me cambia
la percepción de las cosas, de los colores y del tiempo. El verde es más verde,
el azul más intenso y las horas, minutos y segundos, se ralentizan y casi dejan
de existir.
Nuestra primera intención era comenzar en Prado Maguillo,
para poder disfrutar a pie del camino que une a estas anacrónicas cortijadas
escondidas de la Sierra
en tan bellos lugares, pero se nos había hecho tarde, y decidimos aunque
lentamente avanzar con el coche hasta la Cañada del Sáucar.
Aquí comenzamos propiamente la ruta, ascendiendo suavemente
pero con una pronta imagen del Yelmo,
que se cuela altivo entre los Crestones de “El Rayo”, y abajo el verdor de la Cañada , “Cañá” para los
serranos.
Seguiremos por el camino y a nuestra izquierda veremos un
gran hundimiento en la tierra, es la
Sima del Calar, como
la idea es volver circundando la montaña, a la vuelta nos acercaremos para
verla de cerca.
Poco a poco tomamos altura descubriendo siluetas montañosas
que conocemos y que son fáciles de identificar, como el barco invertido del
Calar del Espino y el Naval Peral.
Conforme avanzamos nos sorprende la visión fantasmagórica frente a frente de la gran cueva de los Anguijones, vista siempre desde la carretera de abajo arriba, o desde su umbría, aunque desde aquí no se puede apreciar su magnitud; el Calar del Cobo, si es un buen balcón para poder observar esto y otras muchas maravillas que se esconden en esta Sierra.
A lo lejos, ya se ve la caseta de fogueros y cima de este grandioso calar: El Puntal de la Misa.
El Calar de la Cabeza Mora , la Umbría
de los Anguijones, que tan gratos recuerdos me traen y el Puntal de la Pililla , será la zona alta
que nos sorprenda, pero el verde especial de las aguas de un joven río Segura,
retenidas en el Pantano del Anchuricas, es la guinda especial de este apetitoso
pastel.
Nos asomamos a los llamados “Dientes de la Vieja ”, desde aquí no se
aprecia el por qué, de llamar a estos crestones así, pero desde la Umbría de los Anguijones
por ejemplo dónde he estado varias veces, sobran explicaciones.
Como en otras muchas cimas, el punto geodésico esta sobre la
caseta de fogueros, como siempre apuntando al cielo indicando que esta es la
zona más alta del lugar.
La vuelta la hicimos sin camino a seguir, bueno sí, las
suaves aristas de esta inmensa montaña, dejando a un lado el sendero que
desciende hacia El Carrascal y las Gorgollitas, de todas formas nos asomamos a
los tornajos, fuente refrescante para todo aquel que asciende por el sendero.
Ya en el lado opuesto al Puntal, debemos dejarnos caer entre
prados verdes, hacia la sima, aquí me asomo y es espeluznante como en el centro
del gran cráter, haya una oquedad casi infinita hacia el corazón de la tierra.
Por senderillos de animales enlazamos de nuevo con el camino
que nos subió hasta lo más alto, ahora sólo nos queda descender y recordar todo
lo que hemos disfrutado.
Para finalizar este reportaje, os dejo algo que escribí hace
algunos años y publiqué en mi primer blog, alguno lo recordará “El blog de
Miguel”.
POR LA SIERRA PROFUNDA DE
SEGURA
Se detuvo el tiempo en la Sierra profunda de Segura. Las estaciones se
revelaron y cuando crees encontrar un verano moribundo y seco, encuentras una
primavera tardía, adormecida, con sus umbrales verdes y alguna que otra flor
escondida.
Se detuvo el tiempo en sus casas, en sus gentes, en sus
paisajes. Receloso está el futuro con ese pasado semiconstante de estos
lugares.
Emplazamientos
dominados por grandes montañas de picos ensalzados, llamados allí puntales,
como el de la Misa
o las Pilillas. Puntales cuyos inquilinos, los buitres, dan sosiego al
observarlos con su vuelo tranquilo y apaciguado.
Abriendo brechas, sus ríos, Zumeta y Segura, que esquivos
forman sus hermosos valles, uniéndose en las llamadas Juntas, como se unen dos
enamorados en un beso eterno deteniéndose el tiempo también para ellos.
Aldeas como Miller, La Toba , Huelga Utrera, Las Gorgollitas, enclaves
serranos con sus historias, sus pasiones y sus idas y venidas de viajeros del
tiempo. El tiempo, la carcoma de la vida que para estos lares dejaron de
existir.
Nosotros, visitantes y amantes de estas Sierras, almas
embriagadas de tus imágenes y sensaciones, consigues relacionarnos desde
diferentes y alejados lugares para contemplarte y admirarte fraguando amistad,
y tras suplicar al dios Kronos; se detuvo el tiempo también para nosotros...
Se detuvo el tiempo
por un momento, y nuestras miradas
abarrotadas, del espeso verdor de tus paisajes,
se limpiaron de asfaltos despiadados
que nos nublan el alma cada mañana.
Se detuvo el tiempo
y nuestras mentes se enlazaron
todas en una, al contemplarte,
por un momento.
Se detuvo el tiempo
en la
Sierra de Segura,
y el torbellino de tu grandeza,
nos envolvió a todos
en un lazo de amistad.
Se detuvo el tiempo
en un hermoso momento,
momento que no podremos olvidar...
Miguel Ángel Cañada
Que entrada mas bonita.
ResponderEliminarUn pensamiento que comparto totalmente:
..."me cambia la percepción de las cosas, de los colores y del tiempo. El verde es más verde, el azul más intenso y las horas, minutos y segundos, se ralentizan y casi dejan de existir."
Besos.
Que puedo decir yo de esta ruta que no suene a pretencioso. Simplemente diré que genial. Un saludo.
ResponderEliminarHola, no me extraña que te cambie la percepción de todo con tan magnífico lugar. Buenísima entrada. Un abrazo, nos vemos en el camino
ResponderEliminarHola Miguel, desde luego es un buen lugar para detener el tiempo y disfrutar de él. No me extraña que te inspirara tan bellas palabras con las que terminas la entrada de hoy y que has comenzado con una ruta en pleno explendor.
ResponderEliminarUn abrazo