Estaban todas nerviosas, expectantes. El día había llegado. Creadas y adiestradas, especialmente para la ocasión, el gran viaje, debía dar comienzo.
Apelotonadas unas contra otras, aguardaban su turno. La concentración, este año, era excesiva, más abundante que otros años atrás. Desde luego que se esperaba desde hace muchos, muchos años que hubiera tal afluencia en la tierra.
Por fin, la transformación y ¡a volar!... El viento las balancea primero, hasta despedirlas hacia el maravilloso caos de la lluvia. El viaje ha comenzado y el perfecto orden de las filas de gotas nerviosas, da paso al desorden de la batalla emprendida. La Tierra, será invadida.
Golpean unas tras otras el suelo, sin dolor, esparciéndose y multiplicándose en cientos, miles de ellas, uniéndose de nuevo en un solo elemento.
Una vez ocurrido esto, comienza una gran fiesta; la fiesta de la vida. Ha llovido y corren los arroyos, suspiran los ríos, los saltos de agua y cascadas, gritan sobre ecos ensordecidos. Todas unidas como una gran hermana, se deslizan y viajan, hasta encontrar la calma.
El juego de la vida, está en marcha. Este año no habrá sequía, la tierra está plena y rebosante de agua. ¡Vamos a disfrutarla!
Hola Miguel, pues a ver si por aquí arriba llueve un poquito mas.
ResponderEliminarAl principio me tenias despistado hasta que me he dado cuenta que te referias a la lluvia.
Muy bonito.
Un abrazo
Hey Miguel! Excelente texto, me han maravilado ésas palabras, qué sabia descripción y qué 'refrescante' me resulta leerte...
ResponderEliminarBravo por la iniciativa, ojalá nos sigas regalando con textos de éste tipo.
Un fuerte abrazo desde el invierno parisino!
GUSPLANET