Nos encontramos en el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, en las estribaciones de la Sierra de Almijara, entre los términos costeros de Almuñécar en Granada y Nerja en Málaga.
Tomamos el cauce del arroyo Cantarriján. En esta ocasión por la falta de lluvias iba seco, aunque yo lo he visto con agua y es precioso. Cuando llevamos unos trescientos o cuatrocientos metros, tenemos que ir pendientes de la señal en forma de flecha, blanca y roja del GR-92 (Sendero de Gran Recorrido del Mediterráneo), justo aquí comienza la senda de subida, hacia el Collado del Cerro Caleta.
Casi toda la senda estará de vez en cuando, señalizada por estas marcas, que se agradecen en algunas ocasiones de duda.
Nos vamos dejando a nuestra espalda, Cerro Gordo en la provincia de Granada al igual que la Playa de Cantarriján (nuestro lugar de partida) y nos dirigimos hacia nuestra siguiente etapa, Torre Caleta.
Desde Torre Caleta tendremos un gran balcón al inmenso azul del mar y de un lado a otra, los acantilados, pequeñas playas y calas de la costa granadina y malagueña.
Seguimos por el sendero que nos acercará hasta la Cala de las Doncellas, una preciosidad paradisiaca, de la que he tomado nota para algún día de baño y relax en mejor época.
Otra gran sorpresa fue en el ascenso, intentando rodear el Cerro Caleta, el poder avistar entre la vegetación, a unas cabras monteses, tan cerca del mar. Sabíamos que era posible verlas pero no imaginábamos que nosotros tendríamos esa suerte.
Rodeado el Cerro Caleta, sólo nos queda dejarnos caer hacia el Arroyo Cantarriján que desemboca en nuestro lugar de destino y origen, la Playa de Cantarriján.
“El mar es un olvido,
una canción, un labio;
el mar es un amante,
fiel respuesta al deseo.
Es como un ruiseñor,
y sus aguas son plumas;
impulsos que levantan
a las frías estrellas.
Sus caricias son sueño,
entreabren la muerte,
son lunas accesibles,
son la vida más alta.
Sobre espaldas oscuras
las olas van gozando.”
una canción, un labio;
el mar es un amante,
fiel respuesta al deseo.
Es como un ruiseñor,
y sus aguas son plumas;
impulsos que levantan
a las frías estrellas.
Sus caricias son sueño,
entreabren la muerte,
son lunas accesibles,
son la vida más alta.
Sobre espaldas oscuras
las olas van gozando.”
Pedro Salinas
Hola Miguel, muy prudente tu, jajajaja con dejar la cámara guardada.
ResponderEliminarDesde luego por lo que muestras en las fotografías, es un lugar precioso y digno de disfrutarlo. No me extraña que haya una playa naturista.
Un abrazo
Bonita excursion con vistas incluidas a una bella playa . Saludos desde Mallorca !
ResponderEliminarComo siempre, un bello reportaje con bellas fotos. Y para rematar, la guinda del poema.
ResponderEliminarUn Abrazo, Amigo.
Muy chulo tu blog. Me ha encantado el poema de la cabecera. Saludos.
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