
Hacía más de un año que estuvimos por la zona visitando los pueblos de Moclín, Íllora, Montefrío... y nos quedó la sensación de que además de arte e historia, por lo accidentado de la zona, podríamos encontrar algo más, sacar provecho a esa naturaleza que rodea a este espectacular lugar.
Olivares, es una preciosa pedanía de Moclín, población ubicada en el Poniente granadino. Por el centro de esta población, pasa el río Velillos, río que nace en la Sierra Sur de Jaén y que se encajona a pocos kilómetros de Olivares y por debajo de Moclín, dejando una estampa digna de admirar.
Desde Olivares, tomaremos una pista que acompañará al río que nosotros tuvimos suerte de encontrar con bastante caudal.
La pista muere en un puentecillo de madera que cruza al otro lado y desde allí comienza este sendero llamado de la Buena ventura, o de la Hoz del río Velillos.
Nuestro trayecto va tomando altura poco a poco siempre paralelo al río dando frente a una gran cerrada, donde la verticalidad de las paredes irán dando forma al cañón que deseábamos visitar.
Ya en lo más alto del sendero, nos encontramos un gran puente colgante no apto para personal con vértigo, pues pasamos sobre el río a una altura considerable, esto unido al movimiento del puente producido por nuestros pasos y que todos paramos en el centro del puente, pues tanto mirar para la zona desde donde venimos y su espectacularidad del paisaje así como hacia donde vamos teniendo en cuenta que una vez en el otro lado el sendero se convierte en una pasarela voladiza pegada a las paredes del cañón y por último la cascada al dejarse caer el río desde una represa en lo más estrecho... uf es acongojante.
Pero la historia de nuestra ruta en esta ocasión terminará pronto, la pasarela por la pared, maravillosa. Pero arriba y a la altura del río, encontramos que la fuerza del agua, de grandes subidas del río, habían destrozado la pasarela.
No podíamos seguir, hacia Moclín, el caudal era muy alto y sin meterse en el agua era imposible.
Decidimos volver por nuestros pasos y dar gracias por la maravillosa ruta que nos había ofrecido este enclave tan particular de la naturaleza granadina.