El Puerto de Tiscar, nos esperaba húmedo y ansioso por engullirnos bajo su niebla, nieve e incertidumbre. Allí comienza una ruta de las que nosotros denominamos “negra”. La primera vez que la hice, una equivocación sobre el mapa nos costó andar 29 Km., una ruta que ronda los 22 ó 23 ja ja ja. Esta segunda, conociendo ya el terreno, salimos con la seguridad de que el sendero era el acertado pero…
Bajo el Pico del Rayal, tras la explanada “helipuerto”, cogemos un sendero que nos dejará en la pista del Garbanzal. Estamos bajo la llamada cordillera de los Agrios, sus integrantes, El Rayal, Picón del Guante, Aguilón del Loco, picos con solera de estas sierras, deciden esconderse entre la niebla, sólo a veces, un manto de nieve, el ruido de cascadas, incluso alguna de ellas dejándose ver a lo lejos, entre esos velos de nubes bajas.
La casa forestal del Garbanzal, el barranco extremera, los grandes paredones, arroyos, pinos, todo va quedando atrás, comenzando a tomar altura y las temperaturas comienzan a bajar grados a la misma velocidad que nosotros ascendemos metros.
Ya cerca del Collado Zamora, allá donde enlazaríamos con un tramo del camino de El Chorro hacia el nacimiento del Guadalquivir, unos copos de nieve, primero pocos y tímidos, más tarde muchos y voluminosos, nos hacen detener y sopesar la situación.
La predicción del tiempo, disponía para este día, la apertura de grandes claros a lo largo de la mañana, hasta casi quedar despejado. Sigamos pues hasta Collado Zamora. Pero la nieve se espesaba como si desde el cielo, hubieran descargado toneladas de plumas frías sobre nosotros.
Justo a medio camino, la decisión fue volvernos por donde vinimos. Once kilómetros más fáciles por camino de bajada y llaneo, que los mismos, de subida por senderos algunos difíciles y pisando una nieve blanda y pesada.
Los del tiempo no se equivocaron, llegando de nuevo a la Casa Forestal del Garbanzal, se abrieron grandes claros en el cielo.
Veintitantos kilómetros a toda prisa y sin paradas, hizo que nos sobrara tiempo en esta aventura, y decidimos visitar un monumento natural que teníamos muy cerca, la Cueva del Agua en Tíscar, pero lo dejaremos para la próxima entrada de este loco blog.
Magnifica ruta Miguel, una pena que el tiempo os gastara una mala pasada, y no pudierais hacerla entera. La fotografía de los pinos en la niebla es una pasada.
ResponderEliminarPor cierto con esta ruta tengo una cita pendiente, poco antes de llegar a la caseta del Garbanzal sale una senda que me está llamando, así que habrá que ir a visitarla.
Un saludo.
Que paisajes más agrestes y preciosos nos enseñas hoy, Miguel. Espectacular ruta, para gozar en el supremo hogar de la indómita naturaleza.
ResponderEliminarUn cordial saludo,
Luis.
Espero las cascadas, esto está muy bonito pero a mi no me puede faltar el agua
ResponderEliminar¿por que "Garbanzal"? es un nombre extraño
¡Cuantas veces en el año sales a "senderear" Miguel?
Un abrazo
Hola Miguel, la primera foto dice mucho de lo bonita de esta ruta, lástima que las nubes y claros se quedaran para el regreso y no os dejaran hacer el recorrido previsto.
ResponderEliminarSi es que ahí arriba cuando se ponene a jugar con las almohadas de plumas no hay quien los pare, jajajaja.
Un abrazo