

Esta ruta comienza en el barranco de la Tinaja o Estoril, lugar donde Juan Eslava Galán, sitúa una de las zonas mágica de Andalucía: “en el barranco de la Tinaja, la cueva de Los Soles, con grabados prehistóricos representando una Venus -de nuevo una diosa de la fertilidad-rodeada de soles.” Estos grabados llamados petroglifos, están en la actualidad abandonados a la suerte del hombre y su incultura. El abrigo donde se encuentra sirve de corral para guardar el ganado de la zona, donde la cerca está compuesta de somieres antiguos de camas y el humo de fuegos para calentarse los pastores, tiznan estas maravillas de nuestros antepasados.
Un poco más arriba saliendo del barranco, hay otro vestigio del pasado: el Castillo de Otiñar. Pequeña fortaleza situada estratégicamente, en el antiguo camino desde Jaén hacia Granada.
Seguimos tomando altura y nuestra pista se convierte en senda que normalmente está bien marcada, pero que la abundante capa de nieve de días anteriores, se ve diseminada, dificultándonos la marcha.
Una vez casi en lo alto del Puerto de la Senda, el cielo, nos sorprendió con unos copos de nieve que poco a poco se convirtió en una fuerte nevada.
Decidimos tomar una senda atajo, que rápidamente desciende hacia la carretera del Pantano del Quiebrajano con la intención de agilizar la vuelta a los vehículos.
Ya por la carretera, la nieve se iba adueñando de ésta, palideciendo poco a poco hasta blanquear, el grisáceo del asfalto y confundirlo con el paisaje autóctono invernal.
Llegamos a tiempo de volver sin dificultad a Jaén aunque unas horas más tarde, quedarían cortadas todas estas carreteras.