lunes, 11 de junio de 2012

Cañada del Sáucar-Calar del Cobo-Puntal de la Misa.

 Cada vez que me sumerjo en lo más profundo de la Sierra de Segura, me cambia la percepción de las cosas, de los colores y del tiempo. El verde es más verde, el azul más intenso y las horas, minutos y segundos, se ralentizan y casi dejan de existir.
 Nuestra primera intención era comenzar en Prado Maguillo, para poder disfrutar a pie del camino que une a estas anacrónicas cortijadas escondidas de la Sierra en tan bellos lugares, pero se nos había hecho tarde, y decidimos aunque lentamente avanzar con el coche hasta la Cañada del Sáucar.

 Aquí comenzamos propiamente la ruta, ascendiendo suavemente pero con  una pronta imagen del Yelmo, que se cuela altivo entre los Crestones de “El Rayo”, y abajo el verdor de la Cañada, “Cañá” para los serranos.


 Seguiremos por el camino y a nuestra izquierda veremos un gran hundimiento en la tierra, es la Sima del Calar,  como la idea es volver circundando la montaña, a la vuelta nos acercaremos para verla de cerca.
 Poco a poco tomamos altura descubriendo siluetas montañosas que conocemos y que son fáciles de identificar, como el barco invertido del Calar del Espino y el Naval Peral.



 Conforme avanzamos nos sorprende la visión fantasmagórica frente a frente de la gran cueva de los Anguijones, vista siempre desde la carretera de abajo arriba, o desde su umbría, aunque desde aquí no se puede apreciar su magnitud; el Calar del Cobo, si es un buen balcón para poder observar esto y otras muchas maravillas que se esconden en esta Sierra.


  A lo lejos, ya se ve la caseta de fogueros y cima de este grandioso calar: El Puntal de la Misa.
 
 
 
El Calar de la Cabeza Mora , la Umbría de los Anguijones, que tan gratos recuerdos me traen y el Puntal de la Pililla, será la zona alta que nos sorprenda, pero el verde especial de las aguas de un joven río Segura, retenidas en el Pantano del Anchuricas, es la guinda especial de este apetitoso pastel.



 Nos asomamos a los llamados “Dientes de la Vieja”, desde aquí no se aprecia el por qué, de llamar a estos crestones así, pero desde la Umbría de los Anguijones por ejemplo dónde he estado varias veces, sobran explicaciones.

 Como en otras muchas cimas, el punto geodésico esta sobre la caseta de fogueros, como siempre apuntando al cielo indicando que esta es la zona más alta del lugar.


 La vuelta la hicimos sin camino a seguir, bueno sí, las suaves aristas de esta inmensa montaña, dejando a un lado el sendero que desciende hacia El Carrascal y las Gorgollitas, de todas formas nos asomamos a los tornajos, fuente refrescante para todo aquel que asciende por el sendero.





 Ya en el lado opuesto al Puntal, debemos dejarnos caer entre prados verdes, hacia la sima, aquí me asomo y es espeluznante como en el centro del gran cráter, haya una oquedad casi infinita hacia el corazón de la tierra.




 Por senderillos de animales enlazamos de nuevo con el camino que nos subió hasta lo más alto, ahora sólo nos queda descender y recordar todo lo que hemos disfrutado.
Para finalizar este reportaje, os dejo algo que escribí hace algunos años y publiqué en mi primer blog, alguno lo recordará “El blog de Miguel”.





POR LA SIERRA PROFUNDA DE SEGURA

Se detuvo el tiempo en la Sierra profunda de Segura. Las estaciones se revelaron y cuando crees encontrar un verano moribundo y seco, encuentras una primavera tardía, adormecida, con sus umbrales verdes y alguna que otra flor escondida.
Se detuvo el tiempo en sus casas, en sus gentes, en sus paisajes. Receloso está el futuro con ese pasado semiconstante de estos lugares.                                                    Emplazamientos dominados por grandes montañas de picos ensalzados, llamados allí puntales, como el de la Misa o las Pilillas. Puntales cuyos inquilinos, los buitres, dan sosiego al observarlos con su vuelo tranquilo y apaciguado.
Abriendo brechas, sus ríos, Zumeta y Segura, que esquivos forman sus hermosos valles, uniéndose en las llamadas Juntas, como se unen dos enamorados en un beso eterno deteniéndose el tiempo también para ellos.
Aldeas como Miller, La Toba , Huelga Utrera, Las Gorgollitas, enclaves serranos con sus historias, sus pasiones y sus idas y venidas de viajeros del tiempo. El tiempo, la carcoma de la vida que para estos lares dejaron de existir.
Nosotros, visitantes y amantes de estas Sierras, almas embriagadas de tus imágenes y sensaciones, consigues relacionarnos desde diferentes y alejados lugares para contemplarte y admirarte fraguando amistad, y tras suplicar al dios Kronos; se detuvo el tiempo también para nosotros...        

Se detuvo el tiempo
por un momento, y nuestras miradas
abarrotadas, del espeso verdor de tus paisajes,
se limpiaron de asfaltos despiadados
que nos nublan el alma cada mañana.

Se detuvo el tiempo
y nuestras mentes se enlazaron
todas en una, al contemplarte,
por un momento.

Se detuvo el tiempo
en la Sierra de Segura,
y el torbellino de tu grandeza,
nos envolvió a todos
en un lazo de amistad.

Se detuvo el tiempo
en un hermoso momento,
momento que no podremos olvidar...
 Miguel Ángel Cañada


4 comentarios:

  1. Que entrada mas bonita.
    Un pensamiento que comparto totalmente:
    ..."me cambia la percepción de las cosas, de los colores y del tiempo. El verde es más verde, el azul más intenso y las horas, minutos y segundos, se ralentizan y casi dejan de existir."

    Besos.

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  2. Que puedo decir yo de esta ruta que no suene a pretencioso. Simplemente diré que genial. Un saludo.

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  3. Hola, no me extraña que te cambie la percepción de todo con tan magnífico lugar. Buenísima entrada. Un abrazo, nos vemos en el camino

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  4. Hola Miguel, desde luego es un buen lugar para detener el tiempo y disfrutar de él. No me extraña que te inspirara tan bellas palabras con las que terminas la entrada de hoy y que has comenzado con una ruta en pleno explendor.

    Un abrazo

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